viernes, 16 de noviembre de 2007

No es desconocido que al discutir sobre erradicación de la pobreza, surja de inmediato la idea de educación, debido a que ésta es percibida como una de las pocas formas existentes de romper el círculo de ella. De aquí surge la preocupación constante por mejorar el sistema educacional permanentemente.
Las políticas educacionales a partir de 1990 reflejan un evidente interés en este tema reflejado en la multiplicación en su cobertura de la mano con la calidad manifestada en los componentes estratégicos para cambiar las oportunidades de aprendizaje, a través de la reforma curricular e implementación adecuada.
Actualmente el sistema educacional en chile consta de ocho años de educación básica obligatoria y cuatro años de educación media. En cuanto a educación superior, durante la última década, las matriculas se han expandido notablemente, sobre todo entre los jóvenes pertenecientes a los grupos de ingresos medios y bajos, lo que provoca una disminución en la brecha entre los estudiantes de ingresos extremos desde 7 a10 veces entre 1990 y el 2002. Todo esto para lograr una equidad en la educación, también se han tomado varias medidas para asegurar que el estudiante con talento tenga acceso a la universidad, mediante subvenciones, becas y ayuda financiera.Estas transformaciones del sistema educacional se generon de manera gradual, cuyos resultados se miden en las evaluaciones de resultados estandarizadas como el Simce. Sin embargo pese a estos mecanismos de cambio y nueva estructuración y a que se considera que el sistema escolar es más capaz que en los 80’ de acoger, apoyar asistencialmente y mantener estudiando a los hijos de los quintiles más pobres de la población y pese a que la tasa de deserción haya disminuido aún existen zonas de extrema pobreza donde los jóvenes siguen desertando del sistema educativo por problemas económicos, socio afectivos, etc.
ademas, nuestra educación demuestra una tendencia preocupante en torno a una baja sostenida de la calidad: Al parecer, procesos como la capacitación de docentes, no están resultando debidamente, y el gigantesco presupuesto fiscal destinado a educación no logra el despegue necesario, demostrándose que “mientras las bases para un nuevo sistema escolar estaban ahora implementadas, las experiencias de aprendizaje están lejos de lo que requiere en una sociedad crecientemente integrada”.

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